julio 1, 2021

Por Comunicaciones Movyt

Smart Cities: de la expectativa al efecto placebo

  • La directora de MOVYT, Paola Jirón, plantea que las innovaciones tecnológicas traídas desde el norte global, con la narrativa de Smart Cities, no son acordes a las realidades locales. Sin embargo, podrían ayudar si se recogieran las experiencias de los habitantes y sus necesidades.

Santiago, jueves 01 de julio 2021.- El jueves 24 de junio Paola Jirón directora e investigadora del Núcleo Milenio Movilidades y Territorios (MOVYT) estuvo en el seminario “De intervenciones placebo a un urbanismo situado” de la Plataforma Sociedad, Diseño y Teconología junto a Rossana Forray, profesora titular de la Escuela de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica, hablando sobre el desafío que implica pensar las ciudades desde el concepto de Smart Cities, una de las más recientes y seductoras disponible en la circulación global de narrativas del urbanismo actual.

Jirón, durante su presentación, explicó que algunas de estas narrativas tienen una estructura de “mito” de lo que podría ser un modelo de ciudad moderna o ad hoc con el concepto de Smart Cities. Es decir, como una forma persuasiva de contar la planificación urbana, la que muchas veces viene acompañada de intervenciones con alta innovación tecnológica, diseño arquitectónico innovador y con impacto en la ciudad en diferentes escalas.

Lo que nosotros encontramos en la narrativa de estas propuestas de ciudades es que es una retórica de una ciudad que va a ser democrática por medio de la tecnología y la participación. Una utopía de la transformación y un discurso que promueve estas racionalidades neoliberales”. Sin embargo, esto llevaría a tratar a los habitantes como usuarios y no como actores políticos, dejando de lado el espacio de conflicto en cuanto a las desigualdades y las múltiples formas de exclusión que se viven en las ciudades, pese a que están implementadas en países con altos niveles de desigualdad, como todas las ciudades de América Latina.

Para la académica, esta narrativa moderna es utilizada como un distractor de problemas estructurales más complejos, escondiendo otros que no son tan evidentes. En este punto es que toma relevancia el concepto de “placebo”, pues termina desviando la atención de procesos conflictivos más relevantes, lo que genera una ficción de que hay intervenciones efectivas que mejoran la imagen urbana.

En el caso de Chile, Jirón explicó que pocas de las tecnologías que se implementan y que tienen que ver con innovación son chilenas. “La mayoría viene del norte global y eso significa que son indiferentes a las formas locales de conocimiento y tecnología que puedan sostener histórica y geográficamente el desarrollo de las ciudades latinoamericanas”. Esto hace que promueva una inteligencia urbana en el espacio público con inversión privada sin democratización en el diseño y su implementación.

Como ejemplo nombró al paseo de calle Bandera en el centro de Santiago, que fue creado con el objetivo de desplegar condiciones que permitan masificar soluciones de Smart City, con luminarias y estacionamientos inteligentes. “La innovación que tiene es bien limitada, local y territorial. Es decir, es muy difícil que se replique este tipo de intervención en otras ciudades o en otras partes de la ciudad de Santiago”.

Paseo Bandera, en el Centro de Santiago.

De hecho, consideró que precisamente este paseo es un ejemplo de cómo a través de este tipo de tecnología no se ha logrado la democratización de espacios que promete la narrativa Smart, pues “si fuese así, durante el estallido social este lugar debería haber sido uno de los primeros en verse tomado”.

Además, deja como enseñanza que “hay problemáticas que no estamos leyendo bien, porque los diagnósticos dejan fuera las experiencias de los habitantes”. Sin embargo, y pese a la mirada crítica frente al tema, la directora de MOVYT cree que lo Smart sí podría contribuir en la planificación eficiente de las ciudades y sus espacios urbanos, pero siempre que haya una revisión de las verdaderas necesidades de los habitantes y sus problemáticas, incluyendo su experiencia en las discusiones antes de implementar innovaciones tecnológicas.

 

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