El Salar de Atacama (Chile) y el noroeste argentino se encuentran insertos en un territorio con grandes diferencias geográficas y ecológicas. Estos hábitats impulsan a las poblaciones a organizarse y adaptarse al medio ambiente que los rodea. En Chile, hasta los años ochenta, los poblados allí existentes mantenían una actividad económica ligada a la agricultura y necesitaban de bienes y recursos que eran escasos en dichas localidades (cf. fig. 1). Una situación similar ocurría en el noroeste argentino, donde debido a su ubicación sobre los 3 300 m s. n. m. la agricultura no se podía practicar de forma intensiva, pero sí la ganadería y la producción de bienes derivados de ella. Como resultado de esto, las familias debían trasladarse a zonas más fértiles para acceder a dichos recursos. En este caso, las familias se desplazaban al oeste, en dirección a los pueblos de Toconao y San Pedro de Atacama, debido a que la distancia recorrida era menor en comparación con la Quebrada de Humahuaca (Argentina), otro punto que se caracterizaba por su producción agrícola.
Palabras clave: intercambio, familias, liderazgo, comunidad, caciques.