- El proyecto de la ONG Map8 y Colectivo Muévete que obtuvo el premio Sochitran 2021, en el que participaron miembros del equipo MOVYT, propone atender el déficit de infraestructura ciclo inclusiva con el mejoramiento continuo de un plan que recoge la experiencia y conocimiento de quienes habitan los territorios.
El 26 de octubre pasado el jurado liderado por Irene Baeza de la Sociedad Chilena de Ingeniería de Transporte (Sochitran), notificó al ingeniero de transportes Ariel López del reconocimiento que había obtenido el proyecto “Ciclo Sendas de Emergencia: Infraestructuras ciudadanas por una movilidad sustentable”, desarrollado por la ONG Map8 -que él preside-, y el Colectivo Muévete. En el comprometido equipo voluntario de esta iniciativa también participaron Alba Vásquez y Claudio Olivares del Núcleo Milenio Movilidades y Territorios.
Desde el año 2005 la Sochitran premia iniciativas que estimulen y promuevan la buena práctica de la ingeniería de transporte, reconociendo intervenciones creativas y efectivas, respetuosas del entorno y las personas “Esta es la primera vez que se otorga a organizaciones sociales. Un espaldarazo a que cuando se incorpora a la ciudadanía organizada, la academia y las instituciones de gobiernos locales, regionales y nacionales se generan triángulos muy virtuosos y positivos” explicó López.
La propuesta considera un plan que interconecta ciclovías existentes, priorizando nuevos trazados que fortalecen la conectividad de zonas afectadas por la inseguridad vial. Estos trazados vinculantes fueron evaluados y ajustados por usuarios que recorren las vías cotidianamente y comprenden los conflictos y fenómenos que allí se desarrollan.
El proyecto propone un diseño incremental, que define una senda de emergencia que nace para convertirse en ciclovía, es decir, que marca y ocupa un espacio de forma temporal y rápida para atender el presente, pero que luego mejora su calidad incrementalmente hasta convertirse en una ciclovía oficial, así “las sendas de emergencia son una forma práctica, pragmática, experimental de co-diseñar ciclovías de alto estándar pero partiendo de pilotos experimentales humildes, económicos, auto gestionados y nacidos desde sus ocupantes, ciclistas y organizaciones voluntarias que disponen su capacidad técnica y humana para dibujar la ciudad directamente en el territorio a escala 1:1” detalló López.
El estallido social de octubre de 2019 y la pandemia producida por el Covid-19 vinieron de la mano de un incremento de los viajes en bicicleta. Con ello, se reveló el déficit de infraestructura ciclo inclusiva y la ausencia de políticas públicas que permitieran responder a esta situación. Además, la liberación de las calles de congestión incluyó una duplicación de la velocidad de buses y autos y, consecuentemente, un aumento de lesionados graves y fallecidos por siniestros de tránsito.
Tomando en cuenta que solo en el Gran Santiago se realizan más de un millón de viajes diarios en bicicleta -según diversas fuentes-, y que éstas disputan el espacio público con otros vehículos, principalmente automóviles, se desarrolló esta iniciativa que con demarcaciones viales orienta a automovilistas en la ocupación y convivencia del espacio vial.
El trazado recoge como base el plan de ciclovías desarrollado por SECTRA para la Región Metropolitana el 2014 y los ajustes de la “Mesa Santiago Pedaleable” del Gobierno Regional. Desde allí el Colectivo Muévete y la ONG Map8 crearon el plan ajustado de sendas de emergencia, con el apoyo técnico y político de diversos municipios; financiamiento regional (FNDR); donaciones privadas de materiales; y el trabajo voluntario de su enorme equipo humano.
A esto se sumaron instancias de participación ciudadana y el conocimiento experto de quienes transitan y pedalean por el eje diariamente, para un diseño ajustado a la realidad territorial. De esta forma, se integró la técnica del diseño con la experiencia de la comunidad, además del mundo académico.
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