A partir de una serie de investigaciones que han puesto el foco en la movilidad cotidiana de las personas y otras específicamente enfocadas al cuidado se han podido identificar categorías relevantes al momento de entender, desde los espacios relacionales evidenciados por la movilidad, las espacialidades del cuidado.
Por medio de etnografías móviles, fue posible mostrar aquellas negociaciones, gestiones, objetos y espacios que permiten cuidar en la ciudad. Las categorías resultantes develan 6 dimensiones: los sujetos de cuidados, sus prácticas, lugares, materialidades y objetos, temporalidades y afectos que sostienen los cuidados en ciudades como Santiago, Concepción o Temuco. Al entenderlos desde la perspectiva del espacio relacional, es posible visualizar la complejidad que implica cuidar y, al mismo tiempo, la necesidad de espacio que tienen, el que va más allá del doméstico.
Esta propuesta contribuye a la importancia de la espacialización de los cuidados al momento de pensar en formas de desfamiliarización y colectivización de los cuidados en general. Esto es particularmente relevante hoy, ya que la pandemia del COVID-19 relevó la realidad material de los cuidados de manera tangible y nos instó, además, a replantearnos el cómo nos cuidaremos entre humanos y no humanos en el futuro.
Palabras clave: crisis COVID-19, espacialidades del cuidado, movilidad, reproducción de la vida, prácticas de la vida cotidiana